Contexto
Alfio Frisina, nacido el 1 de marzo de 1972 en Basilea, Suiza, es un autor y arquitecto italiano. Su infancia estuvo marcada por una vida entre dos mundos: mientras sus padres trabajaban en Basilea, él pasó los años entre los dos y los cuatro con sus abuelos en Sicilia. De regreso en Suiza, asistió inicialmente a una escuela religiosa italiana dirigida por monjas en Basilea, ya que sus padres habían planeado originalmente regresar a Italia después de la escuela primaria. Sin embargo, la vida tomó otro rumbo. Tras completar la secundaria en Riehen, ingresó al instituto Bäumlihof en Basilea, donde obtuvo la madurez con orientación en lenguas (tipo D). Su trayectoria académica lo llevó al Politécnico Federal de Zúrich (ETH), donde estudió arquitectura y se diplomó en el año 2000.
Temas
Las obras de Frisina abordan en profundidad las cuestiones fundamentales de la existencia humana. La libertad, la verdad y la identidad están en el centro de sus relatos, caracterizados por una dimensión reflexiva y a menudo filosófica. Le fascina especialmente la interacción entre la tecnología y la condición humana: cómo se relacionan, se influyen mutuamente y, en última instancia, modelan nuestra realidad. Sus libros son mucho más que simples historias; invitan a los lectores a enfrentarse con los aspectos esenciales del ser. Tras Noesis, Frisina trabaja actualmente en Axion, una novela que profundiza su visión sobre la relación entre la tecnología, la conciencia y la naturaleza humana. Axion no solo trata temas como el control, el destino y los dilemas éticos del progreso tecnológico, sino que también aborda los desafíos urgentes del orden mundial contemporáneo. En todas sus obras, Frisina cuestiona críticamente la esencia del individuo y reflexiona sobre los conceptos de identidad, libre albedrío y autodeterminación.
Motivación
Su pensamiento va mucho más allá de la literatura. Frisina percibe grandes peligros en el actual orden político mundial, donde el poder suele concentrarse en manos de unos pocos. Los acontecimientos políticos de los últimos años —especialmente en Estados Unidos, Rusia e Israel— son, a su juicio, una muestra de que los individuos no deberían tener el poder de decidir el destino de naciones enteras y del mundo. Aboga por una distribución más equitativa de la responsabilidad política, inspirada en el sistema suizo, pero con mayor transparencia y rendición de cuentas. Su objetivo principal es contribuir a una transformación fundamental en la forma en que la humanidad se gobierna y progresa.
Tecnología
Frisina también reconoce grandes desafíos en el ámbito tecnológico. Aunque considera inevitable el auge de la inteligencia artificial, advierte sobre los peligros de un desarrollo no regulado. Hace un llamado a establecer reglas claras y universalmente aplicables para garantizar que la tecnología esté al servicio del ser humano —y no al revés.
Orden mundial
Para él, la cooperación internacional es esencial para enfrentar los desafíos del futuro. Solo mediante una acción colectiva pueden alcanzarse soluciones sostenibles y justas. Más allá de sus análisis políticos y tecnológicos, Frisina es un padre comprometido y un pensador apasionado. Sus intereses abarcan desde la filosofía profunda y el cine de autor hasta todo lo que amplía los horizontes y enriquece el pensamiento humano.
Vida privada
Frisina es padre de tres hijos adultos. Tras su divorcio, actualmente vive con su nueva pareja y el hijo de ella. La familia convive con un majestuoso perro Maremmano y dos gatos, que aportan vida y calidez al hogar. Siente una profunda pasión por la filosofía, la política y todo aquello que abre nuevos horizontes de comprensión.
Otras actividades
Además de su labor literaria, Frisina es director de la empresa Frisina Architekten ETH GmbH y copropietario de varias asociaciones y empresas. Participa activamente en el desarrollo urbano y la arquitectura. Como fundador de la asociación Stadtbild Basel (www.stadt-bild-basel.ch) e iniciador del estudio Vision Basel (www.visionbasel.ch), trabaja para ofrecer nuevas perspectivas sobre el futuro urbano de Basilea.
Por qué escribo
No escribo para entretener.
Ni para consolar.
Y mucho menos para ofrecer respuestas.
Escribo para formular una exigencia:
El ser humano no es libre.
Actúa, elige, ama – pero todo eso ocurre bajo condiciones que no ha elegido ni comprendido.
Lo que llamamos libertad suele ser solo un eco de condicionamientos, de la lógica del sistema y de la programación biológica.
Mis novelas no presentan un futuro. Exponen el presente.
La tecnología, la inteligencia artificial, la vigilancia – no son amenazas externas.
Son espejos de un ser humano que ya no se conoce, porque ha puesto la ilusión del control por encima de todo.
No creo en la salvación a través del conocimiento.
Pero creo en la dignidad de la conciencia.
En el pensamiento que no se resigna.
En la acción que afronta sus propios límites – sin refugiarse en mitos, religiones o ideologías.
No busco héroes.
Busco el reconocimiento de uno mismo.
Aunque no prometa nada – salvo claridad.
Y responsabilidad.